POR LOS QUE ESTÁN Y POR LOS QUE QUEDARON EN EL CAMINO DE LA VIDA
La amistad es un vínculo entre al menos dos personas que se
han conocido en alguno de los ámbitos sociales, tales como la escuela, el
barrio, la universidad, el espacio de trabajo, los momentos fáciles, divertidos
o los difíciles y comprometidos para alguna de las partes, entre otros.
Comparten valores, sentimientos, experiencias, pensamientos, y algunas veces,
opiniones. Más allá de cuánto compartan de cada cosa, lo que realmente los une
es la actitud positiva de la amistad: la confianza, el compañerismo, la
compañía, la generosidad y la incondicionalidad, entre otras virtudes de las
que muchos predican y pocos aplican.
Una persona puede tener muchas amistades, pero tan pocos
amigos que en los dedos de una mano pueden ser contados. Pero, no con todos
ellos, a pesar de considerarlos como “amigos” puede compartir o sentir
sentimientos iguales.
Esos que te escuchan cuando hablas y tú haces silencio para
escucharles sus cuitas, pesares y alegrías son realmente muy pocos. Esos son
los honrados, transparentes e incondicionales. Los que independientemente de
ser diferentes a ti o tu a ellos no hay razones para juzgar y mucho menos
condenar. Siempre existen unos pocos por los cuales experimentamos una
verdadera sensación de amistad, porque con ellos nos unen los momentos
difíciles vividos por alguna de las partes y donde la otra a estado muy
presente, para apoyarnos moral, sentimental, emocional y hasta económicamente.
Son aquellas personas que pueden escucharnos, aconsejarnos, acompañarnos en
momentos buenos o también en momentos no tan buenos. Siempre se dice que un
verdadero amigo es aquel que está en los malos o tristes momentos, y no sólo en
los buenos. Mi abuela decía que los amigos verdaderos cabían en los dedos de
una mano y a veces hasta dedos sobraban! Igualmente quizá era algo drástica y
también me decía que solo estaban presentes en la cárcel y en los hospitales…
Aunque podríamos decir que encontrar un amigo que verdaderamente sienta alegría
por nosotros en momentos buenos, como cuando conseguimos empleo, nos egresamos
del colegio o universidad o estamos felices con nuestra pareja, tampoco es tan
fácil. Los amigos generosos, son felices de verte feliz, aunque sientan que esa
misma felicidad no la han alcanzado en carne propia, y son ya prósperos cuando
te ven prosperar, aunque ellos sientan que tampoco han sabido alcanzar esa
prosperidad de la que ya tú eres dueño. La envidia es una de las actitudes
negativas que, en una relación de amistad, no podemos pensar que exista, (pero
existe y yo la he vivido en carne propia desgraciadamente), y que cuando me ha
tocado experimentarla por parte de los que siento amigos, me ha dejado en la
boca un profundo mal sabor.
Hay amigos de larga duración, que duran décadas, quizás toda
la vida. Pero otras pueden quebrarse, y por diferentes motivos: porque las
personas se han separado geográficamente , porque dejaste de resolverles la
vida, porque estas en una etapa de baja momentánea y no se manifiestan
solidariamente aunque sea con una frase de aliento ( Estos amigos simplemente
ya cumplieron su ciclo en nuestras vidas, y debieron habernos dejado el
aprendizaje de cuanto tienes , cuanto vales, nada tienes ,nada vales o
simplemente porque no quieren mojarse con tu rollo, olvidando muy rápidamente
cuando en otro momento de sus vidas tu representaste el gran protagonista a la
hora de tender una mano y demostrarles: no estás solo en esto!
Yo recuerdo cuando llegue a mi amada Venezuela, fueron
poquísimos los que decidieron creer en mi familia y en mí y nos dieron la
mano…eso si los tengo en mi mente aunque ya no estén en este plano algunos,
pero me queda la satisfacción que hasta el último momento yo estuve allí junto
a ellos.
Si algo ha enriquecido mi vida han sido mis amigos, a los que
muy de cerca estuvieron y estuve con ellos en mis 30 años de vida en esa Tierra
Bendecida de gente humilde y buena. Allí llegue sin nada y me fui con todo!,
con todo el amor que sembré, cultive y recogí…y aun en la distancia continuo
recogiendo día a día. Dios permita esta cosecha jamás se agote, pues han sido
vínculos desde el corazón.
Los amigos son sumamente necesarios, puesto que están a mitad
de camino entre aquellas personas que conforman nuestra familia, y los simples
“conocidos” o personas con quienes tratamos pero que no compartimos ningún tipo
de relación de afecto. Los amigos son el puente en general para desplazarnos
socialmente en otros ámbitos que no concurríamos y ellos nos ensenaron a
conocer y hacerlos nuestro. Por ellos aprendí amar la arepa, el Ávila, la
pirinola y el tricolor de una bandera que también me pertenece.
Para estos 60 años de mi vida, siento, veo y disfruto la vida
desde otra óptica, aunque reconozco más que nunca que los buenos y verdaderos
amigos, te apoyan hasta para que tus iniciativas, ideales y confianza no
decaigan, te ayudan a mantenerte centrado en el camino de entender que eres
dueño del éxito en tu vida y saben mantenerte avivadas las ilusiones para que
no te salgas de transitar la senda de la excelencia.
Para mí los verdaderos amigos caminan a tu lado hasta el final,
pero también he aprendido, pues cada día Dios nos da lecciones de vida que nos
permiten cargarnos de más amor, generosidad, compasión, bondad y perdón que
cuando los sentimientos, las preocupaciones y los intereses hacia los amigos
dejan de crecer y multiplicarse lo más sabio es entender que hasta ahí llego su
ciclo de intercambio y cada quien debe seguir su camino. La vida es como el
Mar, nos trae y se lleva, es también la ola que te dice todo lo que sube tiene
que bajar por Ley de Compensación. A mis amigos, a los que siguen estando y a
los que estén por llegar acá los espero como siempre con un corazón lleno de
amor y a los que por circunstancias, por olvidos o descuidos no están
ahora…pueden seguir su camino sin siquiera arrepentirse algún día…yo sé resurgir
como el Ave Fénix, pues Dios en cada amanecer nos regala la oportunidad de
iniciar esta experiencia llamada VIDA.
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