YO SOY UNO CON DIOS

En muchas circunstancias de la vida he podido perder mi centro espiritual y caer una y otra vez, sentirme triste y solo, desamparado, incapaz de poder lograr esto o aquello. Llegar a considerar que la vida se me ha puesto tan cuesta arriba que será imposible escalarla y cristalizar mi propósito de triunfar en una u otra área…es natural si esto alguna vez te ha sucedido; a todos antes o después se nos han podido presentar estos fantasmas de la mente, que nos hacen ver lo que no existe, pero que por pensar en error y estar fuera de nuestro eje de alma parecen ciertos.

Cuando autobservas tu pensamiento, cuando evalúas tus razonamientos en error, cuando reconoces que no naciste para vivir anclado en este estado, es cuando te preparas para asumir tu gran verdad: Nunca estamos solos en el viaje de la vida! YO SOY UNO CON DIOS, y EL guía mis pasos cuando yo decida centrarme en mi Fe activa y dejarlo a EL actuar, siempre a mi favor, desenrollando la madeja de mis miedos e inseguridades y transformándome desde su presencia en mí y a través de mí, en ese Ser de Luz que soy y para lo cual en el propósito de mi vida fui creado por EL.

Cuando reconocemos que la soledad y el desamparo es el resultado de nosotros estar andando equivocados, todo se ilumina, todo florece y el sol vuelve a brillar, retomamos la senda de la vida y de nuestra misión en ella. Desde este momento la Fe crece, trasciende y como eslabones de la gran cadena de DIOS, entendemos que jamás estaremos solos, si así lo deseamos y lo pedimos desde el corazón.

Cuando en nuestro caminar observemos con detenimiento que vamos sostenidos, ya se producirá la gran transformación interior y sanaremos los miedos con su amor vivo en cada uno de nosotros. Para DIOS nada es imposible y EL, nos da lecciones día a día de que antes nos pongamos de pie y veamos ante nuestros ojos un Universo abierto de oportunidades para caminar hacia delante y hacia arriba transitando la senda de su luz y cristalizando la alquimia del alma, gracias a la estabilización de nuestro espíritu al retomar su armonía.